En el siglo XII aparecieron nuevas técnicas constructivas que permitieron levantar edificios más altos y luminosos. Los elementos que hicieron posible este cambio fueron:
* El arco apuntado u ojival, más ligero que el medio punto románico.
* La bóveda de crucería, resultante del cruce de dos arcos ojivales que se sustentan sobre cuatro puntos de apoyo.
Estas estructuras descargaban el peso de la cubierta sobre columnas y pilares y sobre un sistema de arbotantes y contrafuertes exteriores que reforzaban los muros. Este sistema liberó al muro de la función de soporte y permitió la apertura de grandes ventanales, que fueron ricamente ornamentados con vidrieras de colores.
Los pináculos y las flechas remataban, a modo de decoración, los contrafuertes y las torres.
En la fachada occidental de los templos se localizaba la portada, ricamente ornamentada con esculturas, A menudo presentaba un rosetón rematado por un elemento triangular llamado gablete.
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