A partir del siglo IX se formó en Europa occidental el feudalismo, un sistema económico, político y social que tuvo sus orígenes en la división del Imperio carolingio.
EL IMPERIO DE CARLOMAGNO
De todos los reinos germánicos que siguieron al Imperio romano, el de los francos fue el único que se mantuvo unido. Uno de sus monarcas, Carlomagno, unificó gran parte de las tierras de Europa occidental y se proclamó emperador en el año 800.
Para cohesionar el Imperio, Carlomagno elaboró leyes (capitulares) y organizó la administración del territorio dividiéndolo en condados gobernados por condes, y marcas, situadas en las tierras fronterizas y gobernadas por marqueses. Condes y marqueses recaudaban impuestos, administraban justicia y garantizaban la seguridad en sus territorios.
A la muerte de Carlomagno, el enfrentamiento entre sus sucesores llevó a la división del Imperio en varios reinos (Tratado de Verdún, 843) y la inseguridad se extendió por Europa.
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